Mandarinas, clementinas, tangerinas, satsumas… vamos a aclarar esto, de una vez por todas. Aunque las clementinas se parecen a otros tipos de frutas cítricas segmentadas, como las tangerinas y satsumas, la clementina es su propio híbrido natural y espontáneo. Las clementinas se pueden reconocer por su forma, ligeramente más ancha que alta. Hay tres tipos: sin semillas, que tienen hasta 10 semillas, y clementinas monreal, que tienen más de 10 semillas internas.
En comparación con otras frutas cítricas, las clementinas no necesitan tanto calor, lo que las hace más duras y robustas, aptas para cultivo en condiciones adversas. Las clementinas que provienen de las regiones más calientes del mundo, como África, California y la cuenca del Mediterráneo, fructifican temprano en la temporada, y tienen sabor de mejor calidad y mayor tamaño.
Para ofrecer a los consumidores la mejor calidad posible, se deben implementar controles en el campo, desde las primeras etapas. Los agricultores deben tener cuidado con las plagas, el control de la temperatura y el manejo. Los mayoristas deben considerar el transporte, humedad y las condiciones de almacenamiento, mientras que los minoristas deben tener en cuenta la vida útil, y los defectos, tanto visibles como internos. Igualmente, los nuevos casos de uso, como los mercados en línea, deben pensar en cómo recopilar más datos sobre la fruta. ¿Una sola solución para todos los que participan en la cadena de valor del control de calidad de la clementina? Ese es el sueño.
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